Quiero presentaros un blog sobre las relaciones y conexiones entre la ciencia y la fe. Es de Ana Márquez, escritora, pintora y gran persona.
La autora de este blog se considera teísta (creyente), pero no practica ninguna religión en particular, aunque respeta profundamente todos los credos y reconoce el evidente aporte de cada sistema de creencias al crecimiento y desarrollo global y espiritual del ser humano.
Aún así, el objetivo del sitio no es exaltar la religión, sino mostrar que el axioma contemporáneo sobre la alianza "ciencia-ateísmo", esgrimido desde ciertos círculos académicos, no se atiene a la verdad, , especialmente a la luz que arrojan los nuevos y apasionantes descubrimientos científicos acaecidos en las últimas décadas.
Queremos así proporcionar argumentos sólidos a aquellos que quieran demostrar (también desde la ciencia) que su apuesta por un Dios creador del universo no es sólo una especie de delirio intelectual, como pretenden los ateos, sino una hipótesis perfectamente razonable. Por otro lado, consideramos oportuno refutar a quienes aseguran, desde sus altas tribunas, como si se tratara también de una "verdad revelada", que la fe "es el origen de todos los males". El origen de todos los males es, según creemos, la intolerancia, la intransigencia, la falta de respeto al pensamiento ajeno. De ahí vienen y han venido históricamente todos los conflictos. Este mal, extendido por muchos religiosos en épocas pretéritas y de cuyas consecuencias debimos aprender algo, ahora es representativo de ciertos sectores ateístas que critican en otros lo que ellos mismos practican. Del mismo modo que una navaja puede ser práctica o peligrosa, según el uso o mal uso que se le de, una idea luminosa (como las enseñanzas de Jesús, de Lao-Tsé, de Buda...) puede ser usada para crear un mundo nuevo, mejor y más justo para todos, o como excusa para justificar sangrientos genocidios. La maldad está en el hombre, no en las ideas. Nos resulta muy ingenua (o interesada) la conclusión, a la que parecen haber llegado muchos, de que un mundo sin religión sería un mundo en paz.
El Siglo XX y sus devastadores regímenes laicos son una prueba cercana y terrible de lo erróneo de este postulado. Creemos que todas las personas tienen el derecho legítimo a vivir su espiritualidad, y su búsqueda personal de significado, del modo que sientan y consideren más adecuado, sin verse abocados a soportar el desprecio y los insultos que, en lo últimos años, estamos sufriendo desde ámbitos "eruditos". Un modo aconfesional de "predicación" agresiva que está creando escuela sobre todo entre los más influenciables, los jóvenes, quienes sienten que este es el modo nuevo y transgresor de cambiar el mundo, desde la intolerancia, el odio y el desprecio hacia el pensamiento ajeno. Esto, por supuesto, no cambiaría nada, porque más odio, más desprecio, más intransigencia, venga de donde venga, es sólo "más de lo mismo", más de lo que este mundo ha tenido siempre. Los nuevos inquisidores ya no llevan crucifijos colgados del cuello.
Es evidente que no hemos aprendido nada de los errores del pasado. Los nuevos torquemadas están formados e informados, pero su educación no pasa del bagaje de datos que los libros les ofrecen, pues pueden escupirte verbalmente a la cara a las primeras de cambio si les llevas la contraria. Y no hablamos de oídas. Parece que los nuevos mesías del ateísmo han cambiado la cortesía por el insulto y el agravio directo. He de decir que, al menos una servidora, echa de menos a los ateos caballerosos de otros tiempos, con quienes era un placer sentarse a debatir durante horas, delante de una taza de café, sobre lo divino y lo humano. Pero, como hace poco declaró un eminente teólogo, aquellos tiempo felices, definitivamente, pasaron a la historia.
1 comentario:
¡Muchas gracias, guapa! Espero que el blog sea de interés para tus chicos. Un profesor universitario me pidió permiso hace tiempo para usarlo también en sus clases, es un honor y un incentivo para mí que el sitio sea útil en las actividades docentes. Un besazo grande para todos :-)
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